La reforma «inútil» del 135: la versión de ZP

Publicado: 25 noviembre, 2014 en Economía, Podemos, Política, Sin categoría
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zp el dilema

Hay que reconocerlo. Zapatero resulta enternecedor en sus memorias (El dilema. 600 días de vértigo). Ingenuo, incluso. Creyó que la mayor y más atropellada modificación de la Constitución serviría para aplacar el ansia de sangre de los mercados.

5 de agosto de 2011. La prima de riesgo se ha convertido en la pesadilla que atormenta al presidente. Ronda los 400 puntos (¡rozaría los 700 con Rajoy en julio de 2012!). Empezando por Grecia, los compradores de deuda pública están estrangulando a los países del sur de Europa. Apuestan por una ruptura del euro. Zapatero está convencido de que la situación es insostenible. Habla por teléfono con Jean Claude Trichet, entonces presidente del BCE, quien le adelanta lo que ese mismo día va a enviar por carta, la famosa carta de Trichet. El BCE está dispuesto a intervenir en el mercado secundario y comprar deuda española e italiana a cambio de que España reforme su mercado laboral, limite la negociación colectiva, desenganche las clausulas vinculadas a la inflación… y apruebe una «nueva regla de gasto».

Literalmente. Punto 2/c: «The introduction of a new spending rule (limiting spending increases in normal times to the trend growth rate of GDP, unless financed by changes to tax legislation) is welcome. It is key that this rule applies in the future to all government subsectors». (p 251)

En ningún lado pone que el BCE pida/exija/sugiera que se incorpore esa regla de gasto a la Constitución. La idea (¿la ocurrencia?) de acometer con máxima urgencia una reforma constitucional de tal calado fue de Zapatero. El 23 de agosto en el Congreso anunció por sorpresa (ah, cómo se echan de menos aquellos golpes de efecto) la propuesta de reformar la Constitución para introducir la «regla de oro fiscal». En aquellas fechas se publicó que Zapatero había decidido anunciar  la reforma tan sólo una hora antes del debate.

El presidente se lo había adelantado a Rajoy sin concretar el contenido exacto. Simplemente que estaría inspirada en “la Constitución alemana, que era el referente en esta materia”. ¿Nos hizo la sugerencia Frau Merkel? No lo sabemos, pero Zapatero tiene un interés especial en desmentir la especie de que Europa nos había impuesto la reforma constitucional. Y eso le lleva -no sin cierta polémica- a publicar en su libro la carta de Trichet.

Sí, el mérito es suyo y sólo suyo. Y lo hace muy consciente de que fue “una de las decisiones menos respaldadas y comprendidas del partido”, “la propuesta no entusiasmó a las filas socialistas y a Rubalcaba”, porque restringía “las alternativas” políticas y “las políticas más proclives a instrumentar prestaciones sociales a través del gasto público”.  No iba descaminada la «desafección» socialista con la reforma del 135 pactada con los populares. En los últimos meses, han sentido en sus carnes el coste de aquella reforma. Podemos la ha convertido en prueba incontrovertible de la connivencia entre PSOE y PP.

¿Por qué el empeño de ZP en reformar el 135?

El presidente creía que estábamos a un paso del rescate. «Fue una decisión autónoma, adoptada por razones de fondo y con la motivación política inmediata de asegurar nuestra autonomía, NUESTRA SOBERANÍA”, dice. Entiéndase: de evitar la intervención y el rescate de la economía española. (No sé por qué me viene el recuerdo del general Jaruzelski decretando el estado de sitio para evitar la intervención de los tanques rusos y mantener la «autonomía» polaca).

Con la reforma -sostiene ZP- buscaba fortalecer la CONFIANZA en nuestro país: bonistas, tranquilos, siempre seréis los primeros en cobrar. Así queda inscrito en el 135 reformado «… Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y SU PAGO GOZARÁ DE PRIORIDAD ABSOLUTA».

“En manos del Gobierno quedaban pocas iniciativas posibles para generar más confianza en el compromiso de nuestro país con su solvencia económica”, añade Zapatero en sus memorias. La reforma del 135 salió adelante con el apoyo prácticamente unánime de la bancada socialista. Y una nueva redacción, por cierto, que lo hace casi tan largo como la Constitución de Estados Unidos.

derogacion135

¿Pero era necesaria la reforma de la Constitución? Veamos los argumentos de Zapatero.

“Con la reforma del artículo 135 -escribe ZP-… no nos obligamos a nada a lo que no nos tengamos que obligar por el hecho de pertenecer al proyecto de la Unión Europea”. Y ahora llega lo mejor: “Es verdad que no era imprescindible –no lo era entonces y sigue sin serlo hoy- consagrar dicho compromiso en la Constitución, pero hacerlo tiene a su favor argumentos que lo respaldan”.

¿Cuáles? Resumo:

-No hay mensaje jurídico más fuerte que el constitucional para infundir confianza

-Al introducir la regla de gasto en la Constitución se obliga al control del déficit a todas las administraciones, también a esas manirrotas comunidades autónomas que tanto preocupaban en Europa.

-Incorporamos a nuestra Constitución la disciplina de la Unión Monetaria

-Y la urgencia estaba justificada porque nos encontrábamos en «un estado de necesidad constitucional» (sic). Era imprescindible si queríamos preservar nuestra soberanía en un momento crítico.

Pero lo mejor viene al final. Después de semejante lío que hurtó el debate democrático y se convirtió en una losa para su partido, Zapatero dice que la reforma «nos dio un importante respiro… pero fue solo un respiro».

Vamos, que no sirvió de nada.

Fuera por desconocimiento (ay, qué fue de aquellas dos tardes de economía) o carácter, parece que Zapatero entró en pánico en la partida de póquer que se estaba jugando frente a los mercados de bonos y la Europa alemana. Italia, que pasaba por los mismos problemas, no reformó su constitución -aunque, todo hay que decirlo, meses después vivió un golpe de estado palaciego que desalojó al primer ministro Berlusconi.

Momento de recordar la segunda frase más famosa de James Carville, el asesor electoral de Bill Clinton -el mismo que acuño «it´s the economy, stupid».

«Solía pensar que si existiera la reencarnación», dijo Carville, «querría volver como presidente, Papa o estrella del béisbol. Pero ahora me gustaría reencarnarme en mercado de bonos: puedes intimidar a todos». Pues eso, que Zapatero se dejó intimidar.

james carville
James Carville

Pd: El 20 de noviembre el PP ganó las elecciones y se llevó otra decepción. La simple llegada de Rajoy a la Moncloa no restauraba la confianza. Ni las nuevas medidas fiscales, ni la nueva reforma laboral, ni las sucesivas reformas bancarias de Guindos. Simplemente, no nos creían. La prima seguía subiendo y subiendo hasta que en julio de 2012 rozó los 700 puntos. Fue entonces cuando  Draghi pronunció sus famosas palabras: «haré lo que sea necesario para preservar el euro». En otra entrada de este blog, (La improvisación que salvó el euro) hemos contado el papel que jugó el azar en la decisión más trascendente de la crisis del euro hasta la fecha.

 

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